A veces, ser cristiano puede parecer una carga pesada: existen muchas reglas y las Escrituras no son fáciles de entender. Muchas veces intentamos acercarnos a la fe sin saber cómo y sin guía. Eso es duro, pero no tiene por qué ser así. Por eso quisiera ofrecer reflexiones diarias acerca de las Escrituras y cómo vivir mejor nuestra religión que es, en resumen, conocer a Dios en los pequeños detalles de cada día.
Comienzo hoy con uno de los pasajes más importantes en San Mateo, capítulo 22, versículos del 34-39:
Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se pusieron de acuerdo, y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó para tentarle: — Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es como éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.
Universidad de Navarra. Santos Evangelios (Spanish Edition) (Kindle Locations 1903-1913). EUNSA. Kindle Edition.
Miles de páginas se han escrito a lo largo de la historia con este pasaje, mostrando la increíble riqueza del mensaje que tiene Jesús para nosotros con su ejemplo y sus enseñanzas. Todo lo que Dios nos dice en las Escrituras se resume en tres cosas: amar a Dios, a los demás y a mí mismo.
Hoy sería un buen ejercicio pensar en que en esta vida no tengo asegurado nada más que mi propia persona: mi mente, mi cuerpo y mi alma. Si no cuido esto, que es el origen de todo lo demás que yo pueda tener en mi vida, no tendré nada y estaré sumido en la más honda pobreza.
Propósito de hoy: estaré agradecido con ser quien soy, porque es el inicio de reconocer que Dios me ama y que puedo llegar a conocerle. Como muestra de estar agradecido con quien soy, diré unas palabras a Jesús agradeciéndole de que me ha dado la vida.
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