¿Qué pasaría si nos dieran carta blanca para diseñar nuestra educación desde el inicio? ¿Cómo sería un proceso educativo perfecto?
Seguramente hemos intentado responder a estas preguntas alguna vez en nuestras vidas, por el motivo que sea.
Hace treinta años, esa pregunta se hubiera podido discutir de muchas maneras, pero la ciencia no habría podido ayudarnos mucho. La realidad, es que la ciencia no tenía mucho que decirnos acerca de cómo aprendemos. ¿Cómo funciona la memoria? ¿Nacemos con talento? ¿Cómo es que algunos desarrollan talentos extraordinarios? ¿Qué sucede en el cerebro cuando aprendemos? Estas preguntas eran aún un misterio profundo para la ciencia. Pero gracias a los estudios de Anders Ericsson y muchos otros científicos, hemos podido descubrir respuestas a estas preguntas.
Podemos decir que el propósito de una educación es que la persona que se educa, el alumno, se convierta experto o, al menos, adquiera destrezas básicas, en una materia. En un aula o ambiente donde se pretende que un alumno adquiera destrezas, las actividades y los procesos deben estar orientados hacia ese fin: que un alumno aprenda. Y esto es posible ahora, gracias a los avances en la psicología y la neurociencia.
Pretendo hacer un pequeño esbozo de las ideas de Ericsson para que el lector pueda comprender los pasos que sigue una persona para adquirir una destreza. En otro ensayo quisiera explorar cómo este proceso puede ser incluido en las aulas de las universidades.
Ericsson describe dos tipos de práctica, en su libro: Peak: Secrets From the New Science of Expertise: la práctica deliberada y la práctica con propósito. La primera es la forma definitiva para convertirse en experto en una materia. Sin embargo, esta forma de practicar no puede utilizarse en el aula, pues la práctica deliberada requiere dos criterios. En palabras de Ericsson:
requiere de un campo que ya está razonablemente desarrollado—es decir, un campo en el cual los mejores han atenido un nivel de desempeño que claramente los separa de la gente que acaba de entrar el campo […] ¿Qué áreas no califican? Todo lo aquello en lo que hay poca o nula competencia directa, así como la jardinería y otros hobbies, por ejemplo, y muchos de los trabajos en el ámbito laboral de hoy—gerente de negocios, profesor, electricista, ingeniero, consultor, y así. Estas no son áreas donde probablemente encontrarás conocimiento acumulado acerca de la práctica deliberada, simplemente porque no hay criterios objetivos para el desempeño superior.[1]
La segunda es una forma menos rigurosa que la primera, pero es la que podremos aplicar en las aulas de las universidades y los colegios.
Ericsson define seis pasos para una Práctica con propósito efectiva:
- Salir de la zona de confort: buscar hacer algo que no he hecho antes;
- Enfocarse: durante el tiempo que estoy intentado practicar, evitar distracciones a toda costa;
- Tener metas claras: definir lo que quiero lograr en un lapso determinado, que sea tangible y medible lo que quiero lograr;
- Un plan para llegar a estas metas: una serie de pasos ordenados que voy a seguir para llegar a esa meta;
- Una forma de monitorear el proceso (un mentor o profesor): saber si estoy usando los mejores medios para llegar a la meta;
- Motivación: buscar un medio para seguir motivado, a pesar de las dificultades.
Estos seis pasos garantizan que la persona que se proponga aprender una destreza podrá hacerlo. Si nos ponemos a analizar todas las experiencias exitosas de aprendizaje que hayamos tenido en nuestras vidas, probablemente siguen un patrón muy similar a este. El seguimiento de este patrón nos permite crear lo que Ericsson denomina “mental representations.” Esta frase puede traducirse más o menos como “representaciones mentales.” Una representación mental es lo que el cerebro crea para guardar información de una destreza en la memora de largo plazo. En la medida en la que la representación mental va adquiriendo forma y uso, mejor es la destreza que desarrolla una persona. Por eso, la representación mental que tiene un experto en ajedrez de las movidas que debe hacer para ganar es mucho mejor que la que tiene un principiante.
Estas representaciones mentales son un resumen de ideas que vamos adquiriendo durante la práctica. Son la suma de todos los aprendizajes que hemos ido formando acerca de una actividad. Es por eso que la Práctica con propósito busca que vayamos formando mejores representaciones mentales y podemos utilizarla en el aula para tener mejores resultados.
Ericsson nos ayuda a comprender los avances en la ciencia del aprendizaje a través de su libro. Gracias a estos estudios podemos acercarnos a la tarea de aprender de una forma más acertada, aprovechando mejor el tiempo y diseñando mejor nuestras actividades.
[1] Anders Ericsson and Robert Pool, Peak: Secrets from the New Science of Expertise(New York: Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company, 2016)